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Nueva Constitución: donde caben todas las voces ( + Inforgrafía , Video y PDF )


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Cuba es un hormigueo y a lo largo del archipiélago no se habla de otro tema. El  proceso de trasformación de la Constitución de la República,  una Ley de leyes que estipula la marcha habitual de una sociedad, ha irrumpido los hogares, centros de trabajos y plazas cubanas. 

Hablamos de un documento legal para consolidar nuestro sistema socialista, democrático, perfeccionado y llevadero, que debe transformarse  a partir de la intervención de las voces ciudadanas. Por ello, participar desde la responsabilidad propia y colectiva,  es garantía para consumar un proceso consolidado de consulta popular.

Los Comités de Defensa de la Revolución, principal organización de masas del país, con más de ocho millones 500 mil miembros, debatirán la futura Carta Magna y en los sitios poblacionales tendrá un protagonismo singular. Este es el compromiso de aportar a la construcción colectiva del más importante documento jurídico de una nación para con ello, sentirnos más cubanos.

Se discute la ley fundamental en la que se asienta todo el Estado, se instituyen los cimientos del país y la organización de los poderes, a todos los niveles y se legitima los derechos y deberes de los ciudadanos. Sin dudas, es el instrumento jurídico-político más significativo de cualquier nación.

Modificar la Constitución forja cambio y progreso, pero sobre todo,  limpieza ante los principios fundacionales que normalizan una sociedad diferente. Es un compromiso que requiere del diálogo profundo entre dos  generaciones: la  histórica de la Revolución y que la tomará en sus manos el ejercicio del poder estatal.

«Hay que cuidar el contenido de este nuevo texto constitucional para que diga lo que tenga que decir. Hay que ir a una definición abarcadora, precisa ... ». Así expresó el historiador cubano Eduardo Torres-Cuevas. " Una Constitución no es un reglamento". “Hay que tener el cuidado, hay que cuidarse para que la Constitución diga lo que tiene que decir. Hay que ir exactamente a una definición abarcadora, pero precisa...”, insistió. 

El proceso recién comienza y lo importante de esta etapa es evitar que nos centralicemos en un apartado o un fragmento solamente. Los  ciudadanos debemos de tener un papel enérgico y para ello, hay que valerse de los métodos ventajosos para estar al tanto del proceso, satisfacer las inseguridades, y plantear nuestras preocupaciones.

En la consulta  popular, caben las voces cubanas.  Es un proceso de todos, con todos y para todos, que posee como premisa el apotegma martiano de que  «Yo quiero que la ley primera de la República, sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre».

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Votar por Cuba es...


Hoy es un día histórico porque Cuba convoca. Hoy llama a la unidad de  su  Revolución y su continuidad. Por eso voté  por Cuba, voté  porque mantengamos los derechos  a la vida y para ejercerlos a plenitud. Voté por el futuro de nuestros hijos, por la dignidad, la entereza, por la fuerza de la razón.

Votar por Cuba es otra muestra de apego a mi Revolución y a los líderes históricos. Es reafirmar ante el mundo la democracia de nuestro proceso electoral, que nace justamente en el barrio, porque es el pueblo quién decide el presente y el futuro de nuestra nación.

Votar por Cuba es un privilegio, es votar por los principios éticos y morales, es votar por la vida, por la paz, por la justicia, por la hermandad, por la sensibilidad humana. Y  este acto del sufragio nos hace fuertes, íntegros para poder  decidir por nosotros mismos  el futuro de la Patria con la dignidad heredada de tantas y tantas generaciones  de cubanos.


Votar por Cuba es gritarle a todo el mundo que  avanzamos  y seguiremos   avanzando por el camino de perfeccionar una sociedad construida por  hombres y mujeres. Es gritar que seguiremos defendiendo el futuro de una nación que apuesta  cada día  por un mundo mejor para todos los hombres de la Tierra.

Votar por Cuba es  garantía para que en las asambleas del Poder Popular esté representada toda la sociedad cubana. Es votar por mantener nuestras conquistas sociales, por tener la educación y la salud garantizada, sin distinción de raza, sexo, creencias religiosas o filiaciones políticas. 

Votar por Cuba es  asegurarnos de que  jamás retornen a la Isla la  corrupción, los desalojos, el robo, para que se nos devuelva el territorio ilegal de la Base Naval yanqui ubicada en Guantánamo, para que se acabe el bloqueo.  Por eso hoy voté por Cuba.

Elecciones en Cuba: ejercicio de pueblo, derecho constitucional y deber cívico

A solo unas horas del 11 de marzo,  más de ocho millones de cubanos iremos a las urnas para elegir a los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular y los delegados a las Asambleas Provinciales. Ese momento será un ejercicio de democracia participativa y el reflejo de la unidad del pueblo en torno a la Revolución y al socialismo que defendemos.

Las elecciones en Cuba tienen como protagonistas al pueblo, que es quien nomina desde cada comunidad al mérito, al compromiso, al valor.  De hecho, aparecen en las boletas personas del barrio, de centros laborales y organizaciones de masas a todos los niveles, todos con una excelente trayectoria.


Cada cubano mayor de 16 años de edad, tiene derecho a votar, a proponer y nominar, a ser propuesto y a ser nominado.  El proceso electoral cubano se caracteriza por un diálogo sincero y cara a cara entre los candidatos y el pueblo.

Por tanto, en nuestro país,  votamos porque somos y seremos un pueblo en Revolución que gobierna y conduce su destino, un pueblo donde las urnas están custodiadas por pioneros y este hecho, da tranquilidad del suceso, y lo convierte en autoridad electoral.


Estas elecciones, son las primeras después de la desaparición física del Comandante en Jefe Fidel Castro. Sin embargo, su presencia histórica nos acompañará por  toda Cuba, para mantener la unidad por todos y para el bien de todos que como dijera nuestro héroe nacional José Martí.


El voto es un derecho y un deber. Mañana frente a las urnas, ratifiquemos nuestro compromiso con el futuro del país y será la garantía de seguir manteniendo los sueños de hombres y mujeres que, al precio de sus vidas, fraguaron la sociedad que hoy disfrutamos.

Elecciones en Cuba: un proceso de pueblo



 
Este 26 de noviembre, más de ocho millones y medio de cubanas y cubanos estaremos frente a las urnas para elegir a los delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular. Ese día, los que estamos acostumbrados a este ejercicio y quienes lo hacen por vez primera a 16 años, percibiremos una vez más, porqué en Cuba el proceso eleccionario es un ejercicio de democracia.

En Cuba, cada ciudadano mayor de 16 años de edad, tiene derecho a ejercer el sufragio, a proponer, a nominar, a ser propuesto, a ser nominado... También tienen que haber residido en el país por dos años continuados y gozar de capacidad jurídica y mental, además de presentar el documento de identidad.

Cualquiera puede elegir a su candidato desde sus barrios y comunidades, en  asambleas públicas. Sólo basta levantar la mano y exponer las  razones por las cuales lo selecciona  su candidato. Para ser nominado no es requisito indispensable integrar las filas del Partido, ni de la juventud, tampoco media la tenencia de dinero, ni de propiedades particulares, sino el mérito.

Un candidato a delegado tiene que tener sobre todo, las virtudes, la capacidad y el compromiso de representar a su pueblo en un proceso de total transparencia. Tienen como misión además, apoyar la participación de sus conciudadanos en los procesos de dirección de la sociedad, y como deber, rendir cuenta periódicamente a sus electores sobre los resultados de su encargo. Deben de convertir estos  encuentros en un espacio de comunicación.

En Cuba el sistema electoral es el que decide la mayoría de los cubanos porque es el pueblo el verdadero dueño del proceso.  Y esto sucede porque somos y seremos un pueblo que gobierna y  conduce su destino, un pueblo en Revolución. Por eso, el voto que ejercerán los más de ocho millones y medio de cubanos por su candidato, vale.

Las elecciones en Cuba, no es más que la ocasión para escalar otro paso más en el pleno ejercicio del derecho ciudadano. Es además, una mejor manera de hacer competente nuestro sistema político, nuestra democracia y, por ende,  nuestro sistema social y económico.

El voto es libre y secreto, es un deber cívico,  no como una obligación jurídica, cuyo incumplimiento derive responsabilidad.  Por lo tanto, frente a las urnas, marcaremos con una  X a nuestro candidato con la mayor responsabilidad y lo porque con ello  decidimos el presente y el futuro del barrio, de la provincia y del país. Con nuestro voto, demostremos una vez más, que las elecciones en Cuba es un proceso del Pueblo.